domingo, 12 de abril de 2009

A lo largo de la historia el cabello ha jugado un papel muy importante. Ha sido un verdadero símbolo no sólo para las Divinidades, sino para los hombres y mujeres más terrenales. Hoy día podemos sentir aún los vestigios de esa carga cultural en nuestra textura, olor y visión de nuestros cabellos. Siglos impuestos de cualidades que claramente podían favorecer como destruir a cualquier habitante de la época.

La Cabellera de Berenice; cuenta la leyenda que la esposa del rey egipcio, Ptolomeo III, desconsolada por la marcha casi eterna de su esposo a los campos de batalla, fue un día al templo de Afrodita y juró ante ella el sacrificio de su hermosa cabellera, (tan hermosa era que los poetas en sus poemas les servía como el símil de belleza) si su marido llegaba sano y victorioso. Así fue y Berenice cumplió su promesa. A la mañana siguiente había desaparecido. Cuentan que la Diosa Afrodita se la llevó y la inmortalizó en forma de constelación.

Ésta se situó próxima a la cola del signo zodiacal de Leo.

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